sábado, 5 de septiembre de 2009

Lo bueno, lo malo y lo feo del "Club de Roma"

"Que, dentro de cincuenta años, la población mundial será inferior a la actual. Seguro."
Dennis Meadows, Miembro fundador del Club de Roma

Desde el comienzo de la Primera Revolución Industrial, las variables ambientales no fueron tenidas en cuenta como valores económicos, y por lo general no se consideraban los costos sociales e incluso económicos de la contaminación, deforestación, minería, etc., ya que no se preveía el agotamiento de los bienes naturales por degradación o explotación.

En cierta forma como respuesta a ese paradigma (que implicaba la maximización de las utilidades, siendo que a mayor producción se podía alcanzar un crecimiento económico constante), se constituyó el denominado Club de Roma, que aglutinó a catedráticos, intelectuales, y otras personalidades relevantes; cuya característica en común era la disconformidad con el grado de deterioro ambiental que en forma crecientemente acelerada, podía constatarse en diversas regiones del mundo.


El Club de Roma, como su nombre lo indica se reunió en Roma en 1968, siendo un grupo de 105 científicos, políticos y personalidades que provenían de 30 países distintos, para hablar de los cambios que se estaban produciendo en el planeta por consecuencia de acciones humanas.

Muchos de los temas tratados responden a problemas actuales, provenientes de errores pasados que aún no encuentran una solución definitiva, algunos de ellos son:
Deterioro del medio ambiente físico, crisis de las instituciones, enajenación de la juventud, violencia, brecha creciente entre países pobres e industrializados, inseguridad en el empleo, inflación y disrupción monetaria.

Lo bueno…

Vale destacar que en su momento fue y sigue siendo una muy buena iniciativa por parte de científicos y estudiosos de algunas partes del mundo ya que hasta hace un siglo, el medio ambiente era solo un tema discutido vagamente, en especial en plena Revolución Industrial, donde los recursos y materia prima, eran considerados ilimitados, o muy extensos como para agotarse.

Hay que recalcar que el pensamiento del Club de Roma dio origen a un movimiento ambiental masivo que hasta la fecha se mantiene vigente no solo en el primer mundo sino también en todo el planeta, que hasta el momento ha logrado grandes avances en materia de producción alternativa, bienestar ambiental, desarrollo sustentable, etc.

Con el pasar del tiempo el Club de Roma ha ido puliendo sus ideas, adquiriendo nuevos conocimientos y añadiendo científicos de más países a su lista. En la actualidad más de 100 científicos de 52 países analizan posibilidades y alternativas para evitar la explotación de la tierra y la destrucción del ecosistema con políticas más accesibles manteniendo una notable influencia en el ámbito ambiental reconocida en todo el mundo.

Lo malo…

Uno de los factores clave a ser tenidos en cuenta para entender la tendencia ultra conservacionista que caracterizó al Club de Roma, es el hecho que fue formado en el Primer Mundo, y sus integrantes y orientadores han sido total o mayoritariamente ciudadanos de naciones “desarrolladas”; la misma que hoy conforma el Mundo Industrializado.

Muchas de las investigaciones realizadas por este selecto grupo de intelectuales no tomaban en cuenta a las naciones del tercer mundo, nombrándolas solo como “factorías de materia prima” o focos de subdesarrollo.

El Club de Roma es considerado el primer vestigio de globalización existente en el mundo, dejando que solo unos pocos tomen las riendas ambientales de todo un planeta, imponiendo su ideología, intereses y objetivos por sobre el bienestar ambiental de la humanidad.

Lo feo…

Muchas de los postulados y trabajos del Club de Roma eran soluciones “extremas” y utópicas a los problemas ambientales de la humanidad, un claro ejemplo es el paradigma del “crecimiento cero” que partiendo de la premisa (nunca demostrada científicamente) que el mundo alcanzó el grado máximo tolerable de utilización de los recursos naturales, puso como objetivo central detener complemente el crecimiento económico. En un principio esta premisa podría considerarse una solución desde el punto de vista ambiental, ya que si no producimos no utilizamos materia prima, no contaminamos y detenemos otros procesos dañinos para el planeta, pero desde el punto de vista económico es un desastre, si se deja de producir simplemente el sistema económico – social en el que vivimos se vendría abajo dejando un caos muy difícil de solucionar además, tomando en cuenta que sin producción, no hay ingreso, y sin ingreso no hay crecimiento, aproximadamente dos cuartos de la población mundial moriría de hambre y en la más absoluta pobreza.

Otro de los postulados controversiales e impactantes del Club de Roma son el aumento radical de los combustibles, con el objetivo de minimizar o de acabar con el consumo de combustibles fósiles, lo cual obviamente no es factible y aunque tenga buenas intenciones solo terminaría en un colapso industrial que a la larga terminaría acabando con nuestra civilización.

La custodia de fuentes de combustible, agua, aire, metales preciosos, vegetación, fauna y flora como son, La Amazonia, El Pantanal, eventualmente El Iberá y buena parte de La Patagonia por militares de países desarrollados es una de las últimas propuestas exageradas del Club de Roma la cual fue claramente abolida porque amenazaba la soberanía de cada uno de los países en los que estos ecosistemas están incluyendo al Ecuador.

Para terminar concluiré diciendo que si bien el Club de Roma fue una idea brillante para proteger al planeta de la misma acción del hombre, se convirtió en un simple parche que trató de solucionar definitivamente los problemas ambientales de nuestro planeta con ideas primitivas y no muy bien desarrolladas.
Para suerte nuestra en la actualidad el Club de Roma es un organismo más maduro e intelectual y además existen otros organismos que en vez de formular ideas, las ponen en práctica y no necesariamente son intelectuales o científicos sino gente común que quiere un mundo mejor para nosotros. Esto nos motiva a vivir pensando en lo que podemos aportar al mundo, trabajando, produciendo y consumiendo pero siempre pensando en como hacerlo sin dañar nuestro planeta.

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